martes, 10 de abril de 2012

El desencanto de la calabaza


Érase una vez un reino de faldas cortas, manos largas y amores con los días contados. Un país codicioso de estereotipos; A las doce, unas campanadas no anuncian la hora de vuelta, sino la partida hacia la noche. A los doce, se pierde la inocencia, gentiles cenicientas juegan sus mejores cartas e inician su pueril partida hacia horizontes perniciosos para tales primaveras. Ya no se pierden zapatos, se pierde una misma, succionando con cañas licores, alcoholes de éxtasis efímero, seducidas por deleitosos aromas que embriagan y difuminan el sentido común, borrando principios, saltando a finales, quedando desnudas de vergüenza pero vestidas de morbo con la consciencia anulada y la falda arremangada. Viciosos con palabras engominadas y repeinadas se relamen con la escena al acecho de su próxima presa. Lagunas de desenfreno que confluyen  al amanecer,  donde despiertan, sin ropa, en unos brazos extraños, que se sirven de su pureza, poseedores del fruto del jardín prohibido al que los deseos instintivos de un semáforo falto de lucidez han cedido el paso. Varitas, polvos mágicos que rompen el hechizo, y acto seguido, desaparecen.

Nubes de sentimientos  se evaporan al despertar colisionando con la realidad de unas miradas apagadas, inútiles y descoordinadas incapaces de evadirse a una dimensión que logre conectarlas. Cual marionetas sucumbidas a vivir mecánicamente, almas dionisíacas programadas por pasiones desalmadas y ocio sin porvenir. Un reino encantado, donde las pueriles cenicientas barren los restos de promesas caducadas, friegan las manchas de esperanzas desangradas  y perfuman los restos de sus corazones descompuestos, es el precio que pagan por ceder a la primera de cambio, por complacer instintos y auto engañarse con lisonjas embusteras que unos buenos oradores disfrazan de especiales. Así es como princesitas de cristal, que se creen de hierro, oxidan sus corazones tratando de conquistar, en vano, a algún lobo en celo.

Cuentos de hadas desdibujados, deformados en el espejo de una realidad cegada por las quimeras de la modernidad, donde la rebeldía de unas almas ingenuas e inexpertas pretende rescribir los clásicos, ignorando que sin la magia del misterio se pierde el encanto.

2 comentarios:

  1. Aquest m'encanta i tots els altres no es queden curts! M'agrada molt com escrius!

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  2. :) moltíssimes gràcies !! Me n'alegro d'escoltar-ho !

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