A ti, futuro,
que vienes encubierto
de expectativas
y formas de vidas
simétricas
que se compran
y funcionan
con dinero que sangra,
que cuesta muchas lágrimas
y pocas sonrisas.
Si vas a venir así,
no vengas,
que yo me quedaré (en) PRESENTE,
viva,
desnuda,
columpiándome,
hasta perderte de vista
y dejar de sentir
que se me escapa
la vida
persiguiendo a los fantasmas
que se ocultan
tras tu nombre.