- - Tiene la mirada
tan pura que la noche es oscura si no la mira.
Sus andares avanzan,
lúgubres y tenues
junto a la orilla
del mar.
Las olas se disputan
ante sus pies
la llegada a tierra
virgen,
humedecen aquello
que es árido,
para dar vida a lo
que creen muerto.
Y sus pies
colisionan con
ellas,
sin detenerlas,
pero impregnándose
de ellas.
También están
muertos.
Anda solo,
pero otras huellas
le acompañaron,
esas que el mar
borró
en su vaivén desesperado,
en sus gritos
de dar vida a lo que
yace dormido.
Ya no hay huellas en
la arena,
pero otras le acompañan,
se albergan en su
interior,
y nadie alcanza a
verlas,
por eso creen que no
existen,
¿qué sabrán ellos?
Oigo el pensamiento
de unos pies
que avanzan sin
rumbo,
en busca de nada.
Me buscas en la
nada,
pero ya no te sigo.
pero ya no te sigo.